Enfermedades Víricas:

Leucosis linfoide, hígado, bazo, riñón.

Leucosis linfoide, hígado, bazo, riñón.

Linfoide en pollos:

La leucosis linfoide es una enfermedad vírica que aparece en las aves y se caracteriza por una anormal multiplicación de los linfoblastos y aparición de lesiones tumorales en los órganos internos.

La leucosis linfoide es neoplásica causada por retrovirus, caracterizada por un gradual aumento de la mortalidad, neoplasia de la bolsa de fabricio con metástasis en muchos órganos, especialmente en:

  • Bazo.
  • Hígado.
  • Riñón.
  • Bolsa de Fabricio.

Enfermedad del hígado grande y linfomatosis visceral. Los síntomas de la leucosis linfoide son totalmente inespecíficos.

La cresta se presenta pálida y a veces cianótica. Hay inapetencia, emaciación y frecuentemente debilidad de las patas.

El abdomen está agrandado y las plumas cercanas a la cloaca sucias de uratos.

Gran parte de los animales afectados mueren súbitamente por rotura del hígado o del bazo, sin síntomas previos.

Incidencia y Presentación:

La mortalidad por leucosis linfoide es más frecuente en pollos de 16 semanas o más. La enfermedad esta ampliamente distribuida en el mundo y muy especialmente en los Estados Unidos y Canadá.

Históricamente se ha considerado en estos dos países que virtualmente todos los rebaños están expuestos al virus, pero la infección ha disminuido debido al trabajo con los reproductores y la infección se mantiene en algunos rebaños de aves productoras de huevo.

A pesar de que esta forma de leucosis linfoide se constituye en pérdidas para la avicultura, se tiene la opinión de que estás pérdidas atribuibles en años anteriores a la enfermedad, hayan sido producidas por la forma aguda de la enfermedad de Marek y se estableciera un diagnóstico erróneo.

En nuestro país, esta opinión está bien argumentada ya que en la década del 60 se planteaba una alta incidencia de la forma linfomatosis de leucosis, sin embargo, con el comienzo de la vacunación contra la enfermedad de Marek y la profundización en el diagnóstico diferencial se ha comprobado que la incidencia es baja y en ocasiones se ha reportado esporádicamente. 

Historia:

El primer reporte de la leucosis linfoide fue realizado por Roloff en 1868, sin embargo, la enfermedad no fue suficientemente definida hasta su separación de la enfermedad de Marek en 1962.

Etiología:

La leucosis linfoide es causada por un virus perteneciente a los retrovirus conocido como virus de la leucosis aviar que han sido clasificados en 5 subgrupos A, B, C, D y E y J.

En los Estados Unidos el subgrupo A es el más común y el más frecuentemente asociado con la leucosis linfoide, los virus del subgrupo B son ocasionalmente, mientras que los grupos C y D son raros.

Los virus del grupo E son comunes y considerados endógenos a causa de que ellos son derivados de genes provirales permanentemente integrado y están raramente asociados a los neoplasmas.

Estos virus tienen un antígeno específico de grupo y puede ser detectado en el albumen de los huevos, tejidos y líquidos del organismo. Estos virus pueden ser cultivados en fibroblastos de embrión de pollo pero no producen efectos citopáticos y pueden ser detectados por pruebas para antígenos.

Pruebas simples para detectar antígenos son recomendadas y se utilizan para programas de erradicación en reproductores. Pruebas de anticuerpos son también recomendadas y se utilizan para monitorear el estatus de los rebaños en los cuales el virus ha sido erradicado.

Transmisión:

La principal vía de transmisión es a través del huevo. La frecuencia de huevos infectados es usualmente baja pero los pollos procedentes de estos huevos son permanentemente virémicos ya que no desarrollan anticuerpos (inmunotolerantes) y pueden morir posteriormente, o pueden mantenerse como portadores y mantener la infección a la descendencia.

Una gran parte de los pollos descendientes de gallinas virémicas son de nuevo portadores de virus.

Estos polluelos infectan por contagio horizontal a otros hasta entonces sanos, contagio que puede comenzar ya en la cámara de nacimientos, sobre todo mediante las heces fecales adquiriendo el virus, principalmente por la vía aerógena.

La mayor parte de las infecciones se producen en las primeras cuatro semanas de vida. La receptividad disminuye al aumentar la edad. Los animales infectados eliminan el virus, sobre todo con la secreción nasal. La mucosa nasofaríngea es la puerta de entrada más frecuente del virus en los polluelos.

Las aves infectadas eliminan el virus durante meses sin mostrar síntomas morbosos. La transmisión del virus al huevo disminuye a medida que aumenta la edad. Los pollos en edad receptiva pueden ser infectados también por portadores del virus, (hombre, ratas, pájaros, et,.

Los resultados de diversas investigaciones permiten suponer que los ectoparásitos hematófagos (ácaros por ejemplo), tienen un papel como transmisores de la enfermedad. El virus de la leucosis puede estar contenido también en las vacunas vivas cuando se elaboran a partir de huevos embrionados que no procedan de efectivos libres de la enfermedad.

Manifestaciones clínicas:

En muchas ocasiones las aves afectadas de leucosis no presentan manifestaciones clínicas evidentes. En ocasiones presentan emaciación o caquexia y barbillas y crestas pálidas. En algunas aves se aprecia aumento de tamaño del abdomen como resultado del gran aumento del hígado.

Algunas aves con tumores, estos se aprecian por palpación y en el caso que estos tumores afecten la bolsa de Fabricio se detectan mediante la introducción de un dedo a través de la cloaca. En los rebaños muy afectados se presenta una baja en la producción de huevos.

Lesiones anatomopatológicas:

No se aprecian lesiones externas. Al realizar la necropsia se aprecian tumores (linfomas) en diferentes órganos especialmente en hígado, bazo, riñones, ovario y bolsa de Fabricio. Estos linfomas son de color blanco grisáceo y pueden ser difusas o nodulares.

Si la bolsa de Fabricio es abierta pueden observarse lesiones nodulares pequeñas, microscópicamente los tumores están constituidos uniformemente por células linfoblásticas. Estas células son muy cercanas a la positividad de superficie de inmunoglobulinas M (IgM)

Diagnóstico:

Para el diagnóstico se necesitan de varios factores a considerar:

  • – Edad de las aves afectadas.
  • – El curso de la enfermedad.
  • – La localización de las lesiones microscópicas (tumores) en un número no muy alta de aves afectadas.
  • – Las afectaciones en la bolsa siempre están presentes, aunque las lesiones no siempre son tan evidentes y se hace necesario la incisión del órgano y su examen del epitelio superficial.
  • – Las células B y el marcador IgM de superficie son características de los tumores.

Este diagnóstico en ocasiones se hace difícil porque las lesiones de la leucosis linfoide en ocasiones se asemejan a las producidas por la enfermedad de Marek y también pueden ser semejantes alas inducidas experimentalmente por el virus de la reticuloendoteliosis.

A causa de que el virus de la leucosis es tan común en rebaños avícolas, los métodos viro-lógicos y serológicos ofrecen poca ayuda para confirmar el diagnóstico.

Medidas contra epizoóticas:

Dado que la transmisión vertical es la más importante, la erradicación es el mejor método para su control. La mayoría de los esfuerzos para la erradicación han sido encaminados hacia las líneas puras.

Muchos rebaños dedicados a la producción de huevos han reducido en forma apreciable la transmisión vertical en las líneas puras y pies de crías, mediante exámenes previos a la producción de huevos, eliminando a las que consideren que puedan transmitir el virus a la progenie.

La leucosis linfoide no es común en los pollos de ceba, aunque en reproductores pesados se han comenzado planes de erradicación con el objetivo de aumentar la productividad en los progenitores.

La resistencia genética a la infección con los virus del subgrupo es común entre los reproductores pesados aunque rara en las de producción de huevos.

La vacunación ha sido utilizada como complemento para el control de la leucosis aunque la valía de esta no ha sido confirmada. No existe ninguna vacuna que pueda proteger contra la mortalidad por tumores.

Se han utilizado vacunas para vacunar reproductores en los cuales el virus ha sido erradicado, esto se ha considerado para proveer de una sólida inmunidad a la progenie.

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LOHMANN ANIMAL HEAFTH (2012)

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