Precioso oleo de Chris Jones, titulado Chicks.

Precioso oleo de Chris Jones, titulado Chicks

Aparición de los pollitos. La incubación dura de diez y nueve a veintiún días, según la asiduidad y el cariño de la clueca y la temperatura; pero no faltan cluecas que la prolongan hasta veintidós.

Los polluelos procedentes de huevos más frescos salen más pronto del cascarón que los que originan los huevos de más tiempo o de más de veinte días.

Los que cuentan seis semanas a dos meses responden muy inciertamente, acusando pérdidas considerables, a no ser que se les conserve en sitio muy fresco, seco y casi privado de aire. Sin embargo, no faltan ejemplos de polluelos obtenidos de huevos puestos a incubar dos meses después de la postura.

Según los hechos para conocer el desarrollo del germen, resulta que es indispensable para que se efectúe la incubación la presencia de cierta cantidad de vapor de agua en la atmósfera.

El aire muy seco origina la resecación de las partes acuosas del huevo por una transpiración demasiado activa. Estos hechos demuestran, no sólo la porosidad de la cascará (problemas más comunes) del huevo, sino su función principal de moderar y regularizar la evaporación del líquido que encierra.

Los elementos constitutivos del huevo se transforman durante la incubación en un ser viviente, por efecto de fenómenos fisiológicos, aunque conviene conocer el importante papel que desempeña la cáscara. Está atravesada de millares de agujeros, llamados poros, por donde escapan el líquido acuoso y ciertos gases que el huevo debe perder; por esta vía se realiza en el huevo la animación, bajo la influencia del calor, así que penetra la cantidad de oxígeno necesario.

La principal función de la cáscara es la de regularizar y moderar el cambio de materiales, que se verifica naturalmente de fuera al interior del huevo, y recíprocamente de dentro afuera, y las atenciones que reclama se dirigen a favorecer en lo posible los efectos ordinarios de la porosidad.

La falta de aire, la poca o mucha transpiración, contrarían la evolución orgánica, y los gases irrespirables matan seguramente el embrión o los polluelos dentro de la cáscara.

Cuando se vigilan los huevos el día en que los polluelos van a romper el cascarón, o el anterior, la clueca sale a comer, se les oye piar dentro de su encierro.

Sucede, sin embargo, que al llegar el término de la incubación, resultan bastantes huevos perdidos, ya porque no estaban fecundados, ya por haber muerto los gérmenes de enfermedad o accidentes, cuyos huevos inútiles son fáciles de conocer por su temperatura.

Los infecundos y aquellos cuyo germen han perecido, están menos calientes que los que contienen un polluelo viable, a pesar de haberles comunicado la gallina el mismo grado de calor.

Puede conocerse la diferencia, que es muy grande, colocando los huevos, ya en la mano, ya en contacto con los ojos.

El día que empiezan a romper los polluelos el cascarón, debemos mostrarnos con gran ánimo los que cuidamos de nuestras cluecas, acercándonos con calma a la misma hora de costumbre, y no intentando examinar los huevos ni tocar a la clueca hasta el momento mismo en que empiezan a salir los polluelos.

La mayor parte de los accidentes que sobrevienen, no reconocen otras causas que la curiosidad y las atenciones intempestivas.

Cuando llega la hora, se toma la primera clueca, cuidando de abrirle antes las alas para que no lleve consigo polluelos ni huevos.

Se le saca suavemente, dejando a descubierto parte de los polluelos salidos del cascarón, y éste abierto cerca de ellos.

Entonces se manda la clueca al sitio donde come y bebe, repitiendo estas mismas operaciones con todas las demás cluecas.

Se pasa revista a las cluecas una por una, levantando el trozo de tela de lana del primer nido, y retirando los cascarones, especialmente aquellos que se adhieren a los huevos, dejando a los polluelos al cuidado de la madre.

Fuera de casos muy excepcionales, no se ayudará al polluelo para desembarazarse del cascarón, porque si alguna vez no tiene bastante fuerza para hacerla por sí mismo, es porque la fatalidad le ha condenado a sucumbir.

La intervención nuestra en este acto tan natural, asunto laborioso y difícil, se traduce casi siempre por la pérdida de polluelos que se habrían salvado tal vez muchos de ellos abandonados a su suerte.

Sin embargo, algunos sobreviven con el auxilio. Hay polluelos que invierten una hora en nacer, y otros necesitan dos o más.

Cuando se ve claramente que el polluelo no puede salir de la cáscara por falta de humedad, si el huevo está ya roto por él, se echarán por el mismo agujero algunas gotas de agua tibia para favorecer su salida.

Si no puede abrirse paso por falta de fuerzas, se le limpiará el pico y la cabeza con agua, y sin sacarlo de la cáscara, se le pondrá debajo de la clueca para que acabe de empollar y salga solo, que es mucho mejor.

Para romper el polluelo el cascarón lo hace de la manera siguiente: Colocado su pico hacia el centro del huevo, y a muy poca distancia de la cáscara,  su pico está armado en su extremidad de una pequeña punta córnea, bastante dura y aguda (diamante), que hace la función de agujerear con ella la cáscara, levantando una arista poco extensa.

Obtenida ésta, el polluelo hace un ligero movimiento de rotación sobre sí mismo, y levanta otra arista a continuación de la primera, siguiendo dando la vuelta hasta que el cascarón se divide en dos mitades a derecha e izquierda, quedando consumada la salida de nuestro pollito.

Pollitos Castellanos negros en el nido

Gallina castellana con sus pollitos

Clueca con pollitos castellanos

La gallina que incuba y educa sus polluelos, pierde unos tres meses en la estación de mayor actividad de la postura.

A fin de evitar estos paréntesis de esterilidad, daremos a conocer algún procedimiento a fin de impedir que la gallina incube cuando no es necesario y vuelva a poner.

Para conseguirlo no hay más que hacer desaparecer la red vascular o foco del calor, que se manifiesta, según se ha dicho, en los músculos del pecho, y de los muslos que han perdido sus plumas interiores para dar calor a sus pollitos.

Esto lo logramos privando a la gallina de alimento durante dos días, pero no de agua, y colocándola debajo de una canasta, en paraje fresco.

Cuando la clueca es turbulenta, es preciso ir retirando los polluelos a medida que salen del cascarón; el mal carácter de la madre les perjudica, bien porque los rechaza cansada de darles de comer, bien porque su cariño al estado salvaje le impulsa a conducirlos a sitios donde pueden experimentar malestar.

No le dejaremos de prestar a la clueca y a los huevos los cuidados, que teniendo nosotros antes dispuesto para el vigésimo día la caja en que se han de transportar los polluelos, más adelante mostraré diseños interesantes, normalmente hoy en día se suele tener un recinto bien en redondo o una zona determinada y cerrada, para poner a los pollitos y a la madre los primeros días.

Esta caja puede medir 35 centímetros de largo por 25 de ancho y 20 de profundidad bien tupida de viruta en el suelo.

Presenta dos aberturas en la parte superior, por las que se puede introducir el brazo, cerrándose con tapas emparrilladas, se meten por estas aberturas los polluelos.

Uno de los extremos de la caja ofrece una pequeña portezuela, que se cierra con un tablero móvil, que recorre desde alto hacia abajo por dos ranuras y se abre siempre que se quiere dar salida a los polluelos.

Es fácil de hacer si miráis este modelo, con unas pocas tablas.

Cesta para transportar polluelos

Cuidados que han de prestarse a los polluelos y a las madres:

No hay nada más bello que la incubación natural. Son escasas las veces en que la gallina castellana negra nos regala estos momentos.

Se dejan los polluelos veinticuatro horas bajo la madre, sin ocuparse de su alimentación, pero si el nacimiento fuese saliendo con desigualdad e interrupciones, se separará a los nacidos primero y se les dará miga de pan muy menuda, o un huevo cocido bien desmenuzado.

Cuando ya no falte ningún huevo por romper, y los polluelos están completamente secos, se trasladarán junto con la madre a un departamento llamado parque de cría.

Se da este nombre a un pequeño recinto cerrado por tela metálica de malla muy estrecha para que los polluelos no puedan salir, de 50 centímetros de altura y 3 metros de circunferencia y donde se coloca, resguardado del norte, una casita de madera para que se guarnezcan de la lluvia y la noche.

En el campo no sucede lo mismo. Durante la noche o cuando hace mal tiempo los encierran en cualquier parte y durante el día se les deja vagar por donde quieran, teniendo a la madre encerrada en una pollera; costumbre detestable, ya que a ellos no podrá defenderlos de los peligros que corren.

Con el sistema de parques de cría, todos los inconvenientes de tener los polluelos sueltos y a desaparecer ya no existen, ya que se les tiene cautivos en un espacio relativamente grande, donde encuentran todo lo que puedan necesitar, y en caso de lluvia a la primera indicación de la madre se guarecen alrededor de ella dentro de la pollera, donde la madre permanece encerrada.

Si hiciese frío, se colocará el parque en una zona sana y caliente, o bien abrigada. Si hiciese calor o diese el sol sobre el parque, lo que es muy favorable para los pollitos, se cubrirá con una estera o una colcha, para que los rayos solares no hieran directamente a los polluelos en toda la extensión del parque de cría.

Se situará dentro de este un plato poco profundo con agua clara, que se templará un poco si hiciese frío; después se les pondrá miga de pan desmenuzada, yema de huevo cocida mezclado y se aplicará algún grano para la madre, que en otro caso la obligaría a recurrir al alimento de sus polluelos para atender a sus necesidades.

Hay que hacer muchas distribuciones de alimento al día, y no dejar los polluelos en la criadora más de dos horas el primer día, una por la mañana y otra por la tarde.

Después de comer los polluelos, se les volverá a colocar en el nido, cogiendolos con cuidado, y la clueca irá a cubrirlos, por sí misma. Algunas veces hay necesidad de ponerla sobre el nido, y aun de cubrirla con la tapa, a fin de que no salga y deje a los polluelos privados de su calor y lleguen a tener frío.

Es también conveniente disponer a la madre otro nido en el suelo, guarneciendo bien de paja o viruta, porque cuando los pollos se robustecen más, salen y entran a voluntad, mientras que si se les deja en el nido de incubación, situado un poco alto, caen los polluelos alguna vez fuera del nido, produciéndose heridas, e incluso la muerte.

Es necesario reemplazar el pan desde el tercer día con granos de trigo, a los que se pueden mezclar con cañamones, trigo y mijo, es decir una mezcla de alimento para pajaros, porque el grano conviene mejor que el pan para alimentar los polluelos. Á pesar de que los granos de trigo son demasiado gruesos para sus pequeños picos, los polluelos se apoderan de ellos con facilidad y los comen vorazmente.

También hay en el mercado pienso para los polluelos específico, para esta edad, eso queda a gusto de cada uno, si lo quiere hacer a la antigua o con los métodos modernos.

Muy pronto los polluelos se hallan bastante fuertes para permitirles una estancia más prolongada fuera de la criadora y algún pequeño paseo con la madre; pero es preciso procurar aún así con el mayor esmero, y durante largo tiempo, el que coman dentro de la criadora, que tiene cerca del fondo una pequeña rejilla que permite entrar y salir a los pollos y no a la madre.

Es también necesario cuidar de que se recojan por la tarde antes de ponerse el sol.

Llegando a los doce o quince días comienzan a apuntar las plumas de la cola y de las alas, y es la primera crisis de su vida; en esta época requieren mayores cuidados, y no se debe dejarlos expuestos a la humedad, haciéndoles entrar en el nido por la tarde antes de lo ordinario, y alimentandoles bien.

Cuando aparecen las plumas de la cola y de las alas, los polluelos están casi domesticados.

Entonces se les puede dejar libres en el corral con la madre, procurando llamarlos dos o tres veces al día para darles de comer.

Se debe continuar la vigilancia para que entren por la tarde en el nido, y no dejarlos expuestos a la lluvia, sobre todo si han nacido antes de la estación cálida. Cuando comienzan a cubrirse de pluma, la lluvia ejerce menos influencia sobre ellos, aunque siempre les es dañina.

Si se mojan los pollos se cubren sus plumas de una viscosidad pegajosa, que es indispensable limpiarlos para evitar enfermedades.

En este caso se les lava con agua templada y se les seca exponiendolos al sol, si calienta, o una lámpara y se les debe poner algún alimento.

Al mes ya no tienen necesidad de cuidados especiales; solamente hay que atender a que no falten a la distribución general de los alimentos, y aun sin hacerse la distribución a las aves mayores, no debe prescindir de efectuarlo con los pollos que han adquirido la costumbre de acudir cuando se les llama.

La cría de pollos es bastante delicada, malograndose más de la mitad de los huevos sino están bien gallados. Se obtienen, no obstante, buenos resultados cuando se circunscribe a dos o tres cluecas.

Los pollos que salen en Junio y Julio no ofrecen tantos peligros, pero son menos grandes, y las pollas no ponen hasta el año siguiente, sobre todo las que nacen a fin de Julio.

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