Veterinario Santos Arán San Agustín :
Fue el gran propagador de la Zootecnia española en la primera mitad del siglo XX. Si algo caracterizó a Santos Arán San Agustín, este ilustre veterinario oscense, ha sido su capacidad divulgadora, siguiendo la labor anterior de los tratados de avicultura de Nicolás Casas Mendoza, que canalizo a través de las publicaciones cuantiosos de libros, abordando en ellos todos los animales domésticos o de corral, realizando y plasmando su obra más emblemática en la “Biblioteca Pecuaria”.
Si bien su propagación fue llevado a cabo casi únicamente por sus artículos y, más principalmente por sus muchos libros publicados, éstos se extendieron no solamente por la geografía de nuestro país España, sino también por todas las tierras de habla hispana, siendo por ello el máximo divulgador pecuario del siglo XX y posiblemente de toda nuestra historia.
Arán San Agustín, Santos, nació en Huesca capital en 1880 falleciendo casi al filo de los noventa años en 1970 (los hubiera cumplido seis días después). Su dedicación a la tarea zootécnica fue total y continua, a partir de su titulación veterinaria en la Escuela de Zaragoza, en la que comenzó sus estudios en Octubre de 1889. Terminada su carrera el 5 de Junio de 1903, es primeramente nombrado Inspector Municipal Veterinario de Huesca y al siguiente año, el 2 de Mayo de 1904, consigue previa oposición (lo que era entonces tan difícil) una beca de dos años para ampliar estudios de Zootecnia en la Escuela de Agronomía de Grignon y en la de Veterinaria de Alfort-París, al lado de una de las mayores eminencias francesas, el profundo y polifacético Raoul Baron.
A su regreso a España es nombrado Profesor Auxiliar de Zootecnia al lado del inolvidable maestro Demetrio Galán. Pronto se entrega al trabajo fecundo que en aquella época, el estilo de vida era el característico de un robinsón, en la que privaba en la ciencia, en el trabajo y en la investigación, él forma un magnífico y operante equipo, denominado por ellos mismos “el triángulo”, con Martínez Baselga y López Flores, atraídos mutuamente los tres por lazos de amistad fuertes, compañerismo y de tarea, generando este equipo magnífico una gran labor. Veamos algunas de sus obras.
- La Producción de ganado merino en España: su evolución en el país, su expansión en el extranjero.
- Las experiencias del Dr. Voronoff en Argelia.
- Los Sres. Gordón Ordás, Cayetano López y yo con motivo de una importación de ganado de un expediente de un procesamiento.
- Memoria, Trabajos realizados en la Estación Pecuaria Central en el año 1932
Un poco de Historia pecuarios o veterinarios:
A principios del actual siglo, diversos países empezaron a poner trabas a la entrada de los productos pecuarios españoles, en los mismos, por falta de las adecuadas garantías sanitarias, lanzándose entonces aquella frase famosa de que “en el mundo civilizado, únicamente Turquía y España carecen de una Ley de Epizootias, este grito en su aparente censura, llevaba implícitamente todo el resurgir de la clase Veterinaria».
Efectivamente, la Asociación General de Ganaderos, heredera del antiguo «Honrada Concejo de la Mesta», llama a su seno como asesor a García Izcara, figura indiscutible de la profesión por aquellas fechas, el que hizo ver a los rectores de la ganadería, la urgente necesidad de obtener de las Cortes una Ley de Epizootias y la creación de un Cuerpo de Inspectores de Higiene Pecuaria y Sanidad Veterinaria, pues ésta fue su denominación.
Tras no pocas y reñidas batallas, llevadas a cabo las últimas por los médicos, que aún carecían de una Ley de Sanidad, por Real Decreto de 25 de Octubre de 1907 fue creado, merced al singular apoyo del entonces Ministro de Fomento, González Besada, el Director General de Agricultura. Ganadería y Montes, Vizconde de Eza, y del Presidente y el Secretario de la Asociación General de Ganaderos, Duque de Bailén y Marqués de la Frontera, el citado Cuerpo, siendo convocadas las primeras oposiciones para ingreso en el mismo por Real Decreto de 7 de mayo de 1908 y teniendo lugar las pruebas en el otoño de 1909. En mayo del año siguiente recibieron los admitidos el nombramiento y el destino de Inspectores.
Fue aquella una oposición tan reñida como concurrida y de la que salió una promoción realmente inmejorable y entusiasta de Inspectores Veterinarios, los famosos «Pecuarios», como serían después bautizados, tanto por el pueblo castizo como por las autoridades, dando así a entender que, desde el principio, su fecunda labor fue acaso aún más zootecnista que sanitaria.
Esta promoción fue el arranque del actual Cuerpo Nacional Veterinario, que empezó con sesenta y cuatro Inspectores que, en atención a la calidad de los destinos en donde deberían comenzar su actuación, fueron divididas las capitales en tres categorías;
siendo destinados los ocho primeros números de la promoción a las ocho capitales consideradas como más importantes.
los ocho siguientes a las clasificadas como de segunda categoría
y el resto a las demás capitales y a puertos y fronteras.
Con arreglo a esta sabia medida, Gordón Ordás, número 1 º de la promoción, fue destinado a la Inspección de la capital del Reino Madrid; Rof Codina escogió La Coruña; Santos Arán fue destinado a Sevilla; Cayetano López a Barcelona; Coderque a Zaragoza; Orensanz a Valencia; Sanz Egaña a Málaga y Montserrat a Cádiz.
Elogiada la labor realizada por estos hombres en sus respectivos destinos. Siendo hora de revelar que, en general, los componentes de esta magnífica promoción de “pecuarios», realizaron una labor digna y ejemplar, abrieron caminos a la Veterinaria, hicieron toda la divulgación posible con la palabra y con la pluma en sus provincias respectivas, pisaron el campo, lograron no pocos sillones académicos y, lo que es más esencial, llevaron a cabo una labor que merece recordación en el medio profesional, conjuntando a los veterinarios.
Los Inspectores Veterinarios Municipales no se sentían ya desamparados: su papel sanitario había alcanzado una gran importancia, pero lo más curioso fue la unanimidad, el empeño puesto por todos en estudiar la ganadería de cada región en todas las provincias, sus razas o variedades, los métodos de alimentación, las paradas de sementales y los procedimientos de cría y de recría, sus producciones y estadísticas, sus mercados, sus precios…
La ciencia zootécnica fue inmediatamente llevada al campo español por los componentes del Cuerpo Nacional, que en la generalidad de los casos supieron contagiar su optimismo, su fe profesional a los compañeros municipales, y juntos realizaron una labor económica sin duda más importante que la sanitaria.
La Asociación General de Ganaderos no desamparo al Cuerpo una vez creado; por el contrario, todos tenían en sus organizaciones provinciales el apoyo necesario, el beneficioso contacto con los ganaderos, la creciente confianza con ellos. Llegó el momento de organizar concursos comarcales, provinciales y locales de ganados, en cuya misión los Servicios de Higiene Pecuaria tuvieron un destacado papel y asimismo en los concursos nacionales y en todos los trabajos de mejora de la ganadería nacional.
Trayectoria realizada por Santos Aran:
El trabajo de Santos Arán en Sevilla podemos adivinar fácilmente que fue excepcional. Dio a conocer una Veterinaria nueva, publicó gran cantidad de artículos en revistas y en periódicos diarios, empezó su magnífica tarea de empeño y afán en la enseñanzas agrarias con la publicación de obras de divulgación de la que llegaría a ser su famosa “Biblioteca pecuaria». Santos Arán fue nombrado Académico de la Real de Medicina sevillana el 13 de Junio de 1912.
Años después fue destinado a Madrid, a la Inspección General de Sanidad Pecuaria, al lado de Don Dalmacio García Izcara, su amigo y maestro, al que tanto ayudaría en sus últimos años, tanto en su cargo de Inspector General de Sanidad Pecuaria así como en el de Asesor veterinario de la Real Asociación General de Ganaderos de España, cargos ambos que heredaría más tarde al fallecimiento de García Izcara, en 1927
En el cargo de Inspector general jefe del Cuerpo de Higiene y Sanidad Pecuarias permaneció durante cuatro años, ya que el 3 de Junio de 1931 pasó a Jefe provisional de la Sección de Contrastación; desde el 6 de Enero de 1932 dirigiría la Estación Pecuaria Central y el 23 de Julio de 1935 era nombrado Subdirector General de Ganadería, siendo relevado de estos dos últimos cargos el 31 de Octubre de 1935, al tomar posesión de la Jefatura de la Sección 9 ª de la Dirección General de Agricultura, Montes y Ganadería.
Pasaremos por alto su calvario y su prisión en la checa de Fomento, de donde una mano amiga le salvó en dos ocasiones del fatídico “paseo», en los años angustiosos de la Guerra Civil. Finalmente, el 4 de Mayo de 1943 se produce su cese como Jefe de Administración al tomar posesión de la Presidencia del Consejo Superior Veterinario, su último cargo oficial en la que permaneció hasta su jubilación.
Intervino destacadamente en todas las conquistas derivadas de la Inspección de Sanidad Pecuaria en sus primeros veinte años de vida, como la tan esperada y de difícil logro, Ley de Epizootias de 1914 y el consiguiente Reglamento del año siguiente, en el del Reglamento de Zoonosis del año 1917 y en el nuevo Reglamento de Epizootias del mismo año; así como en la creación, en 1927, de la Junta Central de Fomento Pecuario.
Hasta la fecha de su jubilación, el 2 de Noviembre de 1950, siguió, honrando, en diversos cargos, a la Inspección de Sanidad Pecuaria y a la posterior Dirección General de Ganadería, tanto como Jefe de Sección como cuando rigió interinamente dicha Dirección General; lo mismo como Inspector General del Cuerpo, que como primer encargado del Registro Lanero, o en el curso de las diversas comisiones que llevó a cabo en el extranjero, bien para la compra de ganado selecto o bien para el estudio de enfermedades animales exóticas o ya para representar a España en la Oficina Internacional de Epizootias.
Todo ello le hizo merecedor de la Encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica, de la Gran Cruz del Mérito Agrícola y de la del Mérito civil, aparte de otras condecoraciones extranjeras. Fue nombrado Socio de honor (y medalla de oro) de la Sociedad Veterinaria de Zootecnia de España y del Cuerpo Nacional Veterinario, cuya Asociación le otorgaría la medalla de oro del mismo. También el Pleno del Consejo de Colegios Veterinarios de España, le nombraría por unanimidad, en 1966 miembro de honor de número.
Hizo Zootecnia a lo grande a lo largo de toda su existencia. En una época en la que los nombres más ilustres de la Veterinaria brillaron por su entrega, su generosidad, dedicando su vida a la promoción de la ganadería española.
Su obra escrita en colaboración:
Dejamos para el final la labor esencial del maestro Santos Arán, la que le dio justa consideración por todo nuestro país y por los muchos pueblos de habla hispana, acercándose a todos los ganaderos progresistas que veían en él el consejero eficaz, el colaborador leal, el zootecnista práctico y llano. Tanto sus consejos como sus libros, estaban repletos del buen sentido, huyendo siempre de las expresiones de difícil interpretación por los ganaderos o de exceso de tecnicismo. Su palabra y su pluma estuvieron siempre al servicio del ganadero, incluso del más sencillo y poco preparado, logrando de esa forma una labor tan eficaz, que durante muchos años sus obras han sido para muchos casi como una Biblia de sus negocios pecuarios.
Esta amplia labor de divulgación quedó plasmada en las muchas obras de su tan leída Biblioteca Pecuaria, que lograría el Gran Premio en un Concurso nacional. Los libros de esta Biblioteca han sido verdaderamente numerosos, lo mismo que las sucesivas ediciones de muchos de ellos (algunos alcanzaron las seis ediciones), de manera que, en su conjunto, han sumado centenares de miles los volúmenes con los que ha sembrado la divulgación ganadera por toda clase de ciudades, de pueblos de España y de Iberoamérica.
Las obras que publicó, unas en colaboración y la mayoría bajo su sola firma, fueron, como hemos comentado, muy numerosas. Entre las primeras tenemos:
– El comprador de animales. Reconocimientos de sanidad y prácticas legales y comerciales, en colaboración con Martínez Baselga y López Flores.
– Guía del opositor al Cuerpo de Investigadores de Higiene Pecuaria, en colaboración con Baselga y Berbiela.
– Zootecnia. Explotación económica de Los animales, en colaboración con Berbiela (Sevilla, 1914) y que fue declarada de utilidad pública por el Ministerio de Fomento y premiada con medalla de oro en la Exposición Hispano Francesa y con premio de primera clase por el Patronato Villahermosa-Guaqui.
– La peste bovina en Bélgica, en colaboración con García Izcara.
Sus obras escritas propias:
Entre las segundas, mucho más numerosas 27 obras, bajo su sola firma y encuadradas casi todas en la «Biblioteca Pecuaria», os pongo unas fotos de casi todos los títulos para poder identificarlos y en su caso poder adquirirlos para tener en vuestra biblioteca, merece la pena seguro, figuran:
- Ganado vacuno: producción y mejora: producción de leche, de carne y de trabajo: higiene y enfermedades del ganado vacuno, (6 ediciones).
- Ganado vacuno: leche, manteca, carne, trabajo: escrito expresamente para ganaderos y profanos.
- El Ganado vacuno en España: ponencia núm. 11
- Ganado lanar y cabrío, (4 ediciones).
- Ganado de cerda, (5 ediciones).
- La vaca Lechera: explotación y administración del establo al alcance de todos, (1 edición).
- Zootecnia general y especial.
- Explotaciones económicas del ganado, (1 edición).
- Mataderos y sustancias alimenticias, (3 ediciones).
- Higiene y alimentación:
- Ganadería sevillana, trabajo de divulgación.
- El conejo y sus productos, (4 ediciones).
- El perro en el campo y en el hogar: razas, reproducción… enfermedades… (1 edición).
- El ganado y sus enfermedades, (2 ediciones).
- Industrias Lácteas: quesos y manteca, (3 ediciones).
- Industrias Lácteas: higienización de la leche. Productos derivados, (1 edición).
- Industrias de la carne.
- Cultivos forrajeros y alimentación del ganado, (3 ediciones).
- Los animales en La hacienda, en el mercado y en La exposición, (3 ediciones).
- Caballos, mulos y asnos: Equinotecnia. Producción, cría… de los equinos… (1 edición).
- Mataderos y carnes y substancias alimenticias.
- La crisis agrícola y el remedio cooperativo.
- Tierra y ganadería, orientaciones para su aprovechamiento y explotación, (1 edición).
- Apicultura práctica: abejas y colmenas: productos del colmenar: gobierno del colmenar y juicio crítico de esta industria, (2 ediciones).
- Como se produce y cómo se fomenta la ganadería en España, (1 edición).
- El aborto contagioso: Sus causas y su profilaxis… (1 edición).
Por lo demás, hizo traducciones y escribió infinidad de artículos en periódicos y revistas, siendo la primera publicación en la que comenzó a trabajar, en 1905, “La Industria Pecuaria», y en la cual hasta 1936, en que cesó su publicación, escribió ininterrumpidamente tres artículos mensuales (la revista era decenal). También fueron especialmente numerosos los artículos aparecidos con su firma en la revista «Ganadería», última publicación en la que colaboró.
Su gran obra de avicultura:
- Avicultura práctica: Explotación económica de gallinas, patos, ocas, pavos y avestruces (1915).
- Las aves y sus productos: explotación económica de gallinas, patos, ocas, pavos, palomas y faisanes: un libro enteramente nuevo al servicio de la avicultura: los más modernos y prácticos métodos de producción, cría, alimentación y conservación de las aves (4 ediciones).
Este hermoso y completo libro tuvo mucha aceptación entre los ganaderos y público en general de la época, consta de 6 hojas + 366 páginas + 10 láminas, en 8ª, de 22 cm. Dado el éxito que tuvo seis años más tarde 1921 se editaría en Madrid la segunda edición corregida y ampliada, contando con 400 páginas, 103 grabados y 16 láminas en color. A esta seguirán otras tres ediciones más, constando la última de 592 páginas y 18 láminas a color.
Era un verdadero tratado de Avicultura completo, entre otros apartados, incluía y explicaba las nociones de anatomía, genética, herencia selección y cruzamientos, exterior de la gallina, factores fundamentales en avicultura, razas, reproducción, alimentación, la puesta, puesta invernal, incubación natural, las incubadoras y la incubación artificial, higiene y sanidad, gallineros y cercas, incluso la contabilidad y las prácticas comerciales con el sistema de explotación.
Ramón J. Crespo, director de la revista España Avícola, y ex alumno destacado del profesor Salvador Castelló, le hizo una critica muy favorable a la segunda edición, indicando que esta obra era de obligada adquisición para quienes desearan aprender Avicultura; para quienes ya estuvieran iniciados en esta industria, para completar sus conocimientos y para los profesionales de tener a mano una obra para consulta.
El autor Santos Arán había sabido vulgarizar con acierto los principios que la Zootecnia enseña y también hacer muy fácil y comprensible los conceptos de ración, ración nutritiva, clasificación de los principios alimenticios y criterios que deben seguirse en la formación de la ración según la edad y con arreglo al fin que se persiga, puesta o carne.
En definitiva con este libro y la pluma de Santos Arán gran Zootecnista, se unía de una forma brillante a la labor de divulgación de la avicultura, que unos años antes había iniciado en nuestro país Salvador Castelló.
Bibliografía:
UAB Universidad autónoma de Barcelona.
Semblanzas Veterinarias, vol. I, León, 1973, págs. 257- 264
Arte avícola, libros de ayer. Joxean Mendizabal. Universidad publica de Navarra.
BNE. Biblioteca Nacional de España. Datos bibliograficos BNE.ES
Arán San Agustín, Santos. Real Academia de la historia. Diccionario Biográfico electrónico.
III Asamblea Nacional de Avicultores Cunicultores y Apicultores. Noviembe – Diciembre 1947 Valencia.
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