Cara Gallina Castellana negra

Cara gallina castellana negra

Partes de la cara, Gallina Castellana negra

Partes de la cara, Gallina Castellana negra

Descripción cara gallina:

  • Cara : Roja llana y lisa, de textura fina roja.
  • Cresta : Recta y caída a un lado a partir del tercer diente sin pliegues, ni tapar el ojo,de intenso color rojo.
  • Barbillas : Rojas y finas, medio tamaño.
  • Orejillas : De regular tamaño, blanco intenso.(igual en el gallo).
  • Pico : Mediano y fuerte, negro y córneo.

Cara gallina castellana campeona 2014

Cara gallina castellana campeona 2013

Ojos: Grandes, vivos y con iris rojizo, desde el anaranjado hasta el pardo rojizo.

El Oído: Está ausente el pabellón auricular, inicia con un meato acústico externo, recto y corto, con membrana timpánica grande, y filoplumas para protegerlo del exterior.

Cuello: largo y ligeramente arqueado.

Para tener más claro como se denominan o se definen todas las partes de la cara de las aves, en un contexto más amplio podéis verlo en. Definición de partes.

Crestas y caras de Castellanas:

Las Gallinas Castellanas en los jardines del Papa León XIII

Regente Reina María Cristina 

Papa Leon XIII

Rey Alfonso XIII

Parece ser que S.S. el Papa León XIII, en sus últimos años, se alimentaba, casi exclusivamente, de huevos pasados por agua, leche, frutas y helados, pero aquellos constituían su manjar predilecto. Sabido es también, que el insigne pontífice de tan buena memoria, apadrino a su Majestad el Rey Don Alfonso XIII en la pila de bautismo.

Bien informada la Reina Doña María Cristina de los gustos de su excelso compadre, discurrió obsequiarle con dos docenas de gallinas y cuatro gallos españoles y “El Gallo de Plata” recibió el honrosísimo encargo de proporcionarlos.

Era compromiso de honor para la Patria, la Monarquía, la Sociedad establecida en el Soto de Algete y, en último o primer término, según se mire para el gerente.

No dudo este en cuanto a la elección de la raza de gallinas que deban constituir el obsequio regio. De cuantas cacarean de las cinco partes del mundo, tomando como tipo el gallo, según es lógico y corriente; ninguna aventaja, como líneas, gallardía, majestad y belleza en el conjunto, a la raza que en toda Andalucía llaman “Castellana” y “Andaluza” en el resto de España, en sus dos variedades más características ; negra y azul pizarra.

Innumerables son las virtudes que se atribuyen a la pluma negra y a las supersticiones que corren también unidas a este color, desde tiempo inmemorial, por lo que hace al gallinero. En este asunto de las razas por lo que respecta a las gallinas, culpa de nuestra, incuria o desgracia, nos acontece en las candelas a que vengo refiriendo, ni más ni menos que lo sucedido con ovejas y carneros merinos.

Los ingleses se llevaron de España magníficos ejemplares, los aclimataron cuidando evitar la degeneración y los ganaderos españoles han tenido que traer luego de aquel país sementales para mejorar la raza castiza. Así, del extranjero han solido importase también, ya refinados, nuestros riquísimos aceites que se exportaron en bruto.

Siquiera, no hubiese resultado difícil reunir por toda Andalucía, unos cuantos ejemplares magníficos de aves negras sin forzar la maquina, exigiendo la perfección de caracteres técnicos, como por ejemplo el número de puntos rojos en la mejilla blanca y la mayor o menor extensión de esta; preferimos, para ganar tiempo, adquirir desde luego algunas aves, como base del lote encargado por su S. M. la Reina Doña María Cristina en la “Explotación Vilches” de Málaga, establecida en el valle de los Galanes.

Nos habíamos recreado allí contemplando, en extensos bancales de violetas en flor, bullir entre verdores, cientos de polluelos acabados de romper el cascarón, piando felices, como bolitas de azabache con pico y patas. Eran los primeros productos de unas parejas adquiridas por Vilches en Inglaterra a peso de oro. Salidos de nuestras incubadoras en Algete, (precisamente de la “Champión Hearson” también inglesa y que al cabo de los años sigue acreditadísima) podíamos disponer de algunos ejemplares que no hacían mal papel junta a las malagueñas.

Procedían nuestras aves de espléndido regalo que hiciera el “Gallo de Plata” mi pariente el excelentísimo señor don Alonso Coello y Contreras, conde de Pozo Ancho del Rey, del gallinero que poseía en Arjonilla. Por fin después de escrupulosas selecciones, reunidas las 28 aves, fueron transportados como en triunfo, desde el Soto de Algete al reservado de la Casa de Campo en el que, por aquellos días, S. A. R. la Infanta Doña Eulalia se adiestraba en el manejo de la bicicleta, circunstancia por la cual fue esta dama la primera persona de la Real Familia que vio las gallinas.

A S. M. la Reina Doña María Cristina satisfizo el lote de las aves por completo y elogió mucho el magnífico aspecto de gallos y gallinas. Fueron conducidos a Roma por el encargado de la explotación del “Gallo de Plata” don Pedro Pereira y Albizu, perito avícola, tituló que había ganado brillantemente en la Escuela Oficial de Avicultura de Voiteller, en Francia.

A su santidad el Papa León XIII, recreo mucho el obsequio de la Reina y mandó instalar las gallinas en los jardines del Vaticano en espléndido corral en el que no echaba de menos por menor el más exigente avicultor. Las morenas bebían en fuente citas de mármol de Carrara con agua corriente, construidas in situ.

Cuantas y cuantas veces se me ocurrió pensar con orgullo (por la parte que me correspondió), en la preparación del presente de las gallinas negras al “Papa Blanco” al medio día, al ponerse el sol, o de madrugada, ¿no enviaría alguna vez sus bendiciones el magno Pontífice a su ahijado Don Alfonso XIII, al escuchar el estentóreo canto de triunfo de los negros gallos malagueños?

Yo los veía hincando los cuatro dedos sobre el polvo, al dejar marcadas sendas estrellas, sacar el pecho, como las palomas buchonas, echar hacia atrás la arrogantísima cabeza, la cresta y las barbillas brotando sangre, el pico abierto de par en par, enseñando la lengua y el arco de cola de ébano con todo el plumaje compacto enhiesto, como de una sola pieza; herir el aire de la Ciudad Eterna; “ahí va eso” por la Iglesia, por España, por su Monarquía… ¡¡ Quiquiriquiii !!

EL CONDE DE LAS NAVAS

(De la Real Academia Española.)

Transcripción del texto publicado en el diario La Época de fecha 26 de Marzo de 1927

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