Prototipo gallo y gallina Castellana negra, lamina realizada por Federico Mellado año 1951.

Prototipo gallo y gallina Castellana negra, lamina, realizada por Federico Mellado año 1951.

Que datos tenemos de la Castellana

Desgraciadamente no hay datos históricos de cómo se seleccionó y uniformo la definitiva raza Castellana, partiendo de la gallina negra de Castilla y León.

En aquellos momentos del nacimiento de nuestra avicultura, finales del siglo XIX, no había casi nadie que se interesara por las razas como lo hizo el Profesor Castelló.

Por lo que nos refiere dicho profesor, entre 1890 y 1895 tenían ya gallinas Castellana Negra, los avicultores en Málaga, en Jerez de la Frontera, Sevilla, varias ganaderías de Ciudad Real, Algete en Madrid, Baleares, y el mismo Castelló en su granja de Cataluña.

Posiblemente la Castellana Negra, fuera traída a España por los árabes, pudiéndose creer esto porque se da el caso que en tierras del Norte peninsular, donde menos duró la dominación musulmana, no fue conocida hasta finales del siglo XIX.

En tanto que este animal predomina en aquellas regiones con mayor tiempo sometidas al dominio árabe y donde más tardó en llegar la reconquista.
En América, fueron introducidas desde España, y existen citas referentes a que la gallina llevada por Colón, en el Descubrimiento de América, podría ser esta Castellana Negra, pues parece que abundaban por aquellas tierras en los distintos informes que llegaban hasta los Reyes Católicos.

En la línea de referencias sobre hechos muy antiguos, que no pueden hoy comprobarse, cabe la suposición de que fue esta gallina negra española la que se llevó también a Flandes, especialmente en tiempos de Felipe II.

A finales del siglo XIX se puede establecer que se inicia una preocupación por grupos de animales con similares características morfológicas y se lleva a cabo la creación de razas domésticas.

Son muchas las regiones de la antigua España en las que se nombra a estas gallinas negras con denominaciones propias y concretas, aprovechando gentilicios. Gallina Zamorana, Gallina Leonesa y denominaciones geográficas de las extensiones de tierras en las que predominaban estos animales.

En ese momento no tenían todavía uniformado el tipo ni el color, aunque ya existía un gran interés por ellas.

Actualmente, la castellana negra está incluida en el Programa Nacional de conservación, mejora y fomento de las razas ganaderas (Real Decreto 2129/2008).

Figura en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España, catalogada como especie aviar en peligro de extinción. Anexo I (modificado por Orden ARM/574/2010).

Anteriores a las tres razas españolas de gallinas ornamentales la Cara Blanca, la Menorca y la Andaluza Azul, consideraremos ahora aquéllas que fueron explotadas comercialmente durante el desarrollo de la avicultura industrial en España, antes de que fuera inundado por las híbridas extranjeras.

Primero lo haremos con la Castellana Negra para luego estudiar las Andaluzas o Utreranas, la Prat, en otros apartados de las razas españolas.

No podemos extendernos, sin embargo, en la parte de historia relativamente reciente, precisamente cuando la raza fue más explotada.

Nombrare, no obstante, las principales granjas que explotaban la raza Castellana y algunos datos de productividad tomados de los Concursos de Puesta de aquella época.

En esa interesante historia de los años, décadas de los 30, 40 y 50, de la que creemos puede haber bastante información, podría ser tratada de otra forma, quizá en un estudio de lo que constituyó entonces nuestra avicultura, con los Avicultores precursores de nuestra avicultura que lo trataré en otro apartado y será de interés para todos.

En este apartado hacer mención al insigne genetista avícola Fernando Orozco (1926 – 2003) precursor de lo que hoy es la recuperación de la raza Castellana negra, ellas fueron las primeras y más tarde su querida raza Euskail-Oiloa o gallina Vasca fueron las segundas, aparte de otras razas por las que él trabajó y luchó tanto.

Apuntes históricos Castellana

Pareja de Gallina Castellana negra. 1931

Como referencia de antigüedad, la más significativa es la que sugiere que nuestra gallina negra debe ser de origen africano, traída aquí por los árabes, por lo que a veces se la solía llamar moruna, ya que se supone había sido conservada desde la dominación musulmana. Se justifica por ello que haya habido en origen más gallinas negras en el sur de España que en otras regiones, pues allí perduró más dicha dominación.

En el norte, parece que no fue conocida hasta finales del siglo pasado. Dado nuestro reducido conocimiento de las aves de Marruecos y del resto del norte de África y la distancia en el tiempo, no es fácil tener una opinión, por leve que sea, para aprobar o rechazar esa idea.

Parece ser que las hoy existentes en esas zonas norteafricanas son de muy variados colores y tienen un tamaño corporal bastante reducido, quizá a consecuencia de ser territorios secos y pobres.

Hay también citas referentes a que la gallina que llevó Colón y los posteriores conquistadores a América, pudo ser esta negra española pues parece que abundaba allí en la época en que ya se tiene conciencia e información de las aves domésticas. Incluso se cita que a la reina Isabel de Castilla le gustaban mucho esas gallinas negras.

Como no creemos que se hiciera selección en color por entonces, suponemos que las llevadas a América serían de colores mezclados, aunque predominarán las negras.

Por último y en la línea de estas referencias sobre hechos muy antiguos, que no pueden hoy comprobarse, cabe la sugerida suposición de que fue esta gallina negra española la que se llevó también a Flandes, especialmente en tiempos del rey Felipe II .

De allí sigue la sugerencia, pudo venir luego la que se denominó «Española Cara Blanca», pero no hay seguridad sobre su verdadero origen.

Hablando ya de la situación a fines de siglo, que es cuando se establece definitivamente la preocupación por las razas y se lleva a cabo la creación de muchísimas de ellas, nos encontramos con un hecho bastante definido respecto al asunto que nos atañe.

En muchas partes de España hay gallinas negras que ya se las nombra con denominativos propios y concretos como si de razas se tratara.

Lógicamente, no tienen aún uniformado el tipo y color, aunque ya de antiguo debió haber una persistencia e interés por ellas.

Siguiendo a Salvador Castelló, como casi siempre, podemos informarnos sobre esas distintas denominaciones de las gallinas negras españolas que ya iban teniendo una cierta uniformidad en sus correspondientes regiones.

Ellas son las que se citan a continuación.

Dicho profesor señalaba que la más antigua de las españolas negras era oriunda de Ciudad Real y resto de la meseta central encontrándose frecuentemente en los cortijos de esa región.

También son antiguas las citas sobre Zamora, utilizándose ya aquí la denominación de gallina «Zamorana«.

Esta también se encuentra con el nombre de «Leonesa«.

Algo más recientes, pero también de aquellas fechas de final de siglo y principios del actual, son las referencias a otras gallinas negras de Andalucía, como la «Andaluza», la «Jerezana» o la «Malagueña»; todas ellas acompañadas siempre con el adjetivo de «negra«.

Parece ser que en esta zona sur o sud-occidental de Andalucía era donde más abundaban.

Por último, en las islas Baleares hay un tercer foco, bien definido, de gallinas negras.

D. Pedro Pereira repartiendo grano a un rebaño de Castellanas negras en el Soto de Algete (1906)

De este tronco de gallina española sale, evidentemente, la que será ya raza con características propias; es decir, la «Menorca«. Pero, independientemente de este caso tan particular, hay citas abundantes de gallinas negras de Baleares, e incluso a veces con el denominativo de gallina «Mallorquina».

Por lo que respecta a las gallinas negras precursoras de la Castellana y en cuanto a su conocimiento y existencia en el extranjero se produjo por entonces cierto confusionismo.

Hay alguna cita en la que se dice que las gallinas que luego van a constituir la raza Castellana eran frecuentemente referidas como «Españolas de Cara Roja», en contraposición a las de la raza Cara Blanca. y se comenta también que ya posteriormente fueron denominadas «Españolas de Cara Roja, variedad Castellana Negra».

No parece que esto sea cierto o adecuado, pues ya, al hablar de la raza Menorca, que es la que los ingleses denominaban «Española Cara Roja» era seguro ésa, la Menorca.

Nosotros creemos sinceramente, aunque no podamos probarlo, claro está, que el único material español negro en Inglaterra y en algún otro país en aquella época histórica era o seguro la raza Cara Blanca, que a veces se nombra simplemente como «Spanish», o la Menorca, denominada así o Española de Cara Roja.

Todas las demás denominaciones o citas de gallinas españolas negras en el siglo pasado, deben referirse a esas dos.

No creemos que se importará material de gallinas negras de tipo campero posteriormente a cuando se hizo para la formación de la Menorca o de la Andaluza Azul.

Desgraciadamente, no hay datos históricos de cómo se seleccionó y uniformo la definitiva raza Castellana, partiendo de la gallina negra de Castilla y León. En aquellos momentos del nacimiento de nuestra avicultura, no había casi nadie que se interesara por las razas como lo hizo el profesor Castelló. El intervino directamente en la creación de la raza Catalana del Prat y por ello sabemos su historia primera.

En cambio, no hay datos concretos sobre otras razas españolas modernas, como es el caso de la Castellana.

De todas formas, Castelló la llevó a Cataluña allá por el año 1895, pero la modificó algo cruzándola con la Menorca y denominándose Castellana mejorada.

Hacia 1904 se estima que hay en aquella región unas 5.000 gallinas Castellanas, y en esa fecha se la considera que ya está asegurada su conservación, pues hasta entonces había existido sin gran uniformidad, ni menos aún fijeza y él temía que pudiera desaparecer si no se hacía una verdadera labor de selección.

Por lo que nos refiere dicho profesor, en un mínimo entre 1890 y 1895 tenían ya gallinas Castellanas, al menos, los avicultores que señalamos a continuación:

  • Federico Vilches, en Málaga.
  • Guerrero Hnos., en Jerez de la Frontera.
  • Camino, en Sevilla.
  • Varias ganaderías en Ciudad Real ; el Duque de Sesto y el Conde de las Navas (director de la explotación del primero), en su granja » El Gallo de Plata «, en Algete, provincia de Madrid;
  • Sitjar y Saforteza de Baleares.
  • Girona y el mismo Castelló, en su granja Paraíso, en Cataluña.

Parece que seguro fueron estos criadores los que, en un principio, contribuyeron a su selección tanto morfológica y definición de la raza, y aunque no sabemos a ciencia cierta quién o quiénes comenzaron la primitiva labor de transformar la gallina española negra en la raza Castellana.

Castelló considera a aquéllos como los creadores de la raza, opina también, que algunos de ellos pudieron tener Menorca, con lo que quizá hubo algún cruce mejorado similar al que hizo él.

Durante el siglo actual y ya en época algo más avanzada, se comienza a conocer bien en España como raza más o menos seleccionada, la Castellana Negra.

Ahora bien, en la mayor la de las citas de catálogos de razas o patrones, es referida simplemente como » Spanish black «. Debido a esta situación y a que, sobre todo en Estados Unidos, se sigue llamando a veces simplemente Spanish a la Cara Blanca, es por lo que desde hace algún tiempo estamos todos insistiendo en la presentación internacional de la raza, como «Castellana«, y en distintos países se denomina:

Gallo Castellano negro reproductor 1928

Gallo Castellano negro reproductor 1929

Bandera Eslovaquia
Eslovaquia

Kastilianky

Bandera de Inglaterra
Inglaterra

Castilian

Bandera de Alemania
Alemania

 Kastilianer

Bandera de Francia
Francia

Castillane

Bandera Italiana
Italia

Castigliana

Bandera de holanda
Holanda

Castiliaanse

Bandera de Polonia
Polonia

Kastylijskie

bandera R. Checa
República. Checa

Kastilianky

Gallo y gallina castellana negra, dibujo de J. Vehil 1922

Gallo y gallina castellana negra, dibujo Federico Mellado 1931

Para agotar lo conocido sobre su antigüedad, cabe señalar dos anécdotas o sucedidos que también relata Castelló, aunque ya se trata de fechas algo posteriores.

En 1921, en la Exposición del I Congreso Mundial de Avicultura, en La Haya, España presentó diez trios de Castellanas y al día siguiente al de la inauguración estaban ya todos vendidos a avicultores ingleses y holandeses, que pagaron un excelente precio.

Seguidamente nos dice que los ingleses que las vieron comentaban: » He aquí el verdadero tronco de nuestras Menorcas».

En 1926, Georges Cugley, presidente de la firma de incubadoras americanas «Bucheye», .al terminar una visita a las ruinas de Itálica, y tomando unos vinos en un cercano ventorro, oyó el cacareo de una gallina que inmediatamente quiso ver. Al comprobar que era negra dijo que seria Menorca y cuando se le contestó que no, que era andaluza negra y que había muchas como esas en toda España, comprobando el tamaño del huevo que acababa de poner (70 g.) y que en dicha venta había al menos 15 hembras con algún gallo, dijo:

¿cómo es que teniendo esas hermosas gallinas importan Leghorn y otras razas de Norteamérica e Inglaterra?

La Asociación General de Ganaderos del Reino encomendó a su Sección de Avicultura que estudiara y redactara el Patrón Oficial de la raza Castellana Negra, estableciendo las diferencias con los caracteres de la Menorca.

En 1926, el secretario de dicha Sección, Enrique P. de Villaamil, propone dicho patrón.

En 1926 – 27, figuran Castellanas en el Concurso Nacional de ponedoras.

En 1928, Villaamil presenta la Castellana Negra, como raza bien definida, en la Asamblea Nacional de Avicultura, celebrada en la Casa de Campo de Madrid.

Por fin, en la Asamblea de 1930 se aprueba aquel Patrón propuesto anteriormente por él.

Enrique P. de Villaamil era también el director del gallinero que, ubicado en la Casa de Campo, tenía la Asociación de Ganaderos. Allí va desarrollando su labor de selección con gallinas Castellanas.

Primero, consiguiendo aves lo más ajustadas posible a lo que pretendía, comprando en diversos cortijos y a pequeños avicultores de Castilla la Nueva y luego, tratando de mejorar seguro la puesta de huevos del lote que va formando.

Muchas aves de las que recolectaba en el campo, eran defectuosas en color y morfología, pero poco a poco va constituyendo un tipo bien uniforme y lo eleva a la categoría de Patrón de la raza.

En su intento de mejorar la producción de sus aves conservando la calidad excelente de los huevos que ponen, consigue el mejor lote de todos aquéllos que podrían considerarse como el tronco básico de la gallina española negra seleccionada y definida como Castellana.

En 1933-34 comienza un tipo de selección, siguiendo las normas del inglés Oscar Smart con 16 lotes de un gallo y cuatro o cinco gallinas y llegó a contar para su selección con 6 gallineros de 100 aves.

Aunque a estas alturas no sean válidas en absoluto aquellas teorías de Smart, no cabe duda de que la obra de Villaamil fue muy meritoria.

Representó un trabajo muy complejo y engorroso, pero que tuvo una gran respuesta dado el bajo nivel de productividad en el que probablemente se encontrarán aquellas aves en ese momento y en donde cualquier tipo de selección masal (que es el método de mejoramiento más antiguo y simple, basado en la selección intra-poblacional de los individuos de acuerdo a su fenotipo) responde positivamente.

El, como avicultor particular, tuvo también la Granja Villaamil en Canillejas, Madrid.

Por todo ello, es por lo que para nosotros, seguro que este gran avicultor es el principal puntal de la constitución de la raza Castellana negra, partiendo, claro está, de la labor que otros más desconocidos habían comenzado antes.

Datos de productividad :

Contrariamente a lo expuesto al hablar de las tres razas ornamentales españolas, Cara Blanca, Menorca y Andaluza Azul, donde indicamos algunos escasos y dudosos datos históricos sobre producción huevera, aquí podemos complementarlos con información de los concursos de puesta, puesto que siempre, o casi siempre, la Castellana fue criada como ave productiva.

Por ello, nos detendremos brevemente en sus rasgos productivos más recientes, señalando algunas de las granjas que más destacaron en su explotación en la época del desarrollo final de la avicultura industrial en España.

Datos e información que pueden obtenerse de la participación de esas granjas en los «concursos de puesta» de los años anteriores a la conocida invasión de híbridas extranjeros.

No obstante, podemos decir que siempre se la citó históricamente como una excelente ponedora, de huevos grandes y blancos, además de muy rústica y resistente a enfermedades.

Con buena fecundidad pero con casi nula aptitud para la cloquez, excepto en aves viejas. De buen emplume y rápido crecimiento, con un peso a los 6,5 meses de 1,6 kilos.

Nunca fue de doble utilidad, pues no da buena carne, no engrasa fácilmente y desde luego no es buena para capones.

Respecto a precocidad, arranque de puesta hacia los cinco o seis meses, lo que se mejora algo con la selección. Puesta de 150 – 160 huevos al año, que llega a 170 – 180 con selección; aunque hay citas de, incluso, 200 huevos.

En cuanto a peso del huevo, se señalan valores bastantes superiores a 60 gr., con cifras, quizá exageradas en alguna ocasión,de 75 gr.

Fue la raza más productiva entre las españolas, diciéndose a veces que competía muy bien con la Leghorn a la que sobrepasaba en peso medio del huevo. Hacia el tercio del siglo, vence frecuentemente en competiciones de puesta.

Es solicitada por avicultores extranjeros, sobre todo de Inglaterra, Alemania, Francia, y resto de Europa y también de América del Norte y del Sur.

Es también curiosa la cita de su utilización por algún avicultor en cruces con gallinas Cucas o Franciscanas (barradas), para poder hacer el sexaje en el pollito recién nacido; consiguiendo aves, con este cruce, de gran productividad por un efecto de heterosis, ( término utilizado en genética y en crianza y mejoramiento selectivo,también es conocido como vigor híbrido, describe la mayor fortaleza de los reproductores) diríamos nosotros.

Cuando ya se llega a las décadas de los años 30 y 40, esta raza está mucho más seleccionada y su rendimiento es superior en todos los caracteres antes expuestos. Y finalmente podemos decir que en su mejor momento fue una gran productora de huevos de muy buen tamaño, llegando a poner casi tanto como la Leghorn Blanca.

Cuando ésta tenía medias de 225 – 240 huevos al año, la Castellana daba 200 – 225.

Era además, sin discusión, muy resistente a enfermedades y, en general, más rústica que cualquier otra raza explotada, incluyendo la Leghorn.

Su precocidad tampoco era muy distinta: pues si esta última comenzaba su puesta entre 4,5 y 5 meses, la Castellana lo hacía, casi siempre, a los cinco.

A continuación hacemos una breve reseña de las granjas más destacadas en la cría de Castellana Negra, o que al menos eran muy conocidas por su participación en los concursos de puesta de los años 40 y 50.

En Andalucía eran mayoría las granjas que explotaban la raza Castellana ante todo:

  • Granja Santa Isabel, de los Hnos. Torres, en Porcuna y en Córdoba.
  • Granja Ntra. Sra. de Araceli, de Córdoba.
  • Granja Natalia, de Jabugo.
  • La Masía San Agustín, de Pinos Puente, Granada.
  • Explotación Agrícola Sta. Adela, de Valverde del Camino en Huelva.
  • Avícola Bética y Granja Las Beatas, en Sevilla.
  • En Valencia y Cataluña, la Granja Consuelo de Picasent y Catarroja, Granja Hesperia, en Picassent y la Granja Paraíso de Arenys de Mar.
  • En la proximidad de Madrid, las Granja El Rocío y Granja La Carmela.
  • También hay que citar las granjas Avícolas Montserrat en Salamanca, Recajo en Logroño, Tartiere en Oviedo y, por último, otra en Espadañedo, Orense, de Hermógenes González..

Los datos de productividad tomados de dichos concursos de puesta, proporcionan unas medias de 195 huevos por ponedora y año y un peso del huevo de 60 gr. Lógicamente, los mejores lotes llegaban en puesta a cifras de más de 200 e incluso a 225 y 230. Los concursos de puesta consultados fueron los de Barcelona, Tarragona, Valencia, Madrid y Sevilla.

Gallo Castellano negro reproductor 1976 -1977

Caracteres más señalados y genes conocidos:

Se la considera Gallina ligera, de tipo mediterráneo, con talla mediana algo más pequeña que la de las otras tres razas negras españolas: Menorca, Cara Blanca y Andaluza Azul.

El tipo es de espalda casi horizontal y cola muy elevada. Plumaje totalmente negro (gen «E») con brillo verde o morado. Tiene el gen «s+» (dorado) y no tiene el «Ca» (colombino). También tiene «M 1» (melanótico) debido, probablemente, a la intensa selección que siempre se ha hecho para conseguir un color perfectamente negro, aunque pueda ser también por haberse cruzado, tal vez en el origen, con aves Menorca.

La realidad es que, contrariamente a lo que ocurre en la Andaluza Negra que estamos seleccionando con material extra (donde cortijos andaluces, nunca presentan sus gallos plumas blancas en la cola, ni plumón blanco en el arranque de ella al final del dorso, que es signo de menor melanosis.

La cresta es sencilla y grande (alelos «p» y «r»). La piel es blanca (gen «W») y la pata negra (alelo «id» junto con el «W’:). La o rejilla es blanca pero de un tamaño normal y no como la de la Menorca. El color de la cáscara del huevo es blanco puro.

La Castellana tiene, estrictamente, una sola variedad, que es la negra. Cualquier otro colorido en gallina mediterránea del tronco típicamente español podría considerarse o dar lugar a una denominación de «española» o más bien «andaluza»; pues fue en estas últimas aves en donde se seleccionaron varios colores, como se explicará cuando tratemos de la raza propiamente Andaluza.

Como dato anecdótico indicaremos que en la literatura de la primera historia de esta raza se habla, en contadas ocasiones, de una variedad blanca de la Castellana, comentando casi siempre su buena calidad de ponedora.

Pero como cuando tratemos de la raza Andaluza ya señalaremos algo sobre las gallinas blancas en España.

Lo que es evidente para nosotros es que no se puede hablar de Castellana Blanca. Por otro lado, ya discutiremos, en el apartado Gallinas, Razas Españolas aviares, Andaluza Azul la confusión que pudo existir antiguamente entre las aves homocigóticas para el gen » BI » con las que realmente pudieran ser blancas.

En cualquier caso, no es frecuente encontrar referencias sobre gallinas blancas en la historia de las razas españolas a excepción de  Cataluña (razas Prat y Vallesana).

Hay que tener en cuenta que en el Catálogo Internacional de reservas genéticas avícolas de R. Somes, de la Universidad de Connecticut, USA, se incluye una variedad «barrada en negro» de la raza » Spanish «.

Nuestra gallina mediterránea barrada en negro es la denominada Andaluza (o Utrerana) Franciscana.

Estaríamos dispuestos a considerar una variedad barrada en negro de la Castellana si se trata de esta raza con el gen » B » en vez del » b «; pero no si se tratara de la Cara Blanca. Y ha de ser melanótica, con mucho contraste entre el negro y el blanco del barrado y no grisácea como sucede con la Franciscana que no es, en absoluto, melanótica.

Recuperación reciente :

Después de haber sido la Castellana Negra una raza de gran productividad, sin duda la mejor de las españolas, vino a desaparecer casi en absoluto al producirse el conocido cambio de orientación de las granjas, basado en la explotación de híbridos y cruces comerciales extranjeros.

Así que cuando tratamos de localizarla para nuestro programa de conservación, la tarea fue muy dificil y todas las gestiones resultaron infructuosas al comienzo. En primer lugar acudimos a las Estaciones Pecuarias del Ministerio de Agricultura que en nuestro conocimiento habían criado Castellana: las de León, Cuenca y Ciudad Real. Pero nos dieron la desagradable noticia de que, en cierto momento, se había tomado la decisión de cerrar sus gallineros y eliminar las gallinas.

Nosotros lamentamos especialmente la eliminación de las de Ciudad Real, pues conocíamos muy bien aquel lote. No pudimos llegar a tiempo de recuperar las aves ya que la orden de venta hubo de cumplirse en 24 horas. Esto fue en 1975.

Habiendo tenido noticia de que podríamos encontrar allí gallinas Castellanas, nos pusimos en contacto con granjas de diversas regiones, entre ellas, las de:

  • Diputación Provincial de Badajoz.
  • Explotación Agrícola Montserrat, de Salamanca:
  • Masía de San Agustín, de Pinos Puente, Granada.
  • Antonio Merino en Segovia,
  • Martos en Jaén:y algunos avicultores de las provincias de Cádiz y Córdoba.

En todos estos casos, entre 1976 y 1978, las pesquisas resultaron negativas.

La primera gestión positiva (1976-19771) y de donde proceden básicamente las Castellanas que ahora poseemos, fue la que relatamos a continuación.

A través de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, especialmente por medio del profesor Antonio Rodero y también de su colegas J.B. Aparicio y A. Jover, contactamos con la Cooperativa avícola Cordobesa.

Su presidente, José Gómez Cárdenas, conocía un avicultor y a través del gerente de dicha entidad, Sr. Navarro, llegamos a conseguir 100 pollitos que, como antes señalamos, constituyeron el núcleo fundamental de nuestro lote de recuperación de la raza.

Su vigor y posterior fertilidad fue excelente y al año siguiente pudimos contar ya con una población de hembras superior a 150. A ella, como indicamos a continuación, le fuimos añadiendo diferentes aportes, con la debida prudencia en función de la morfología y defectos encontrados.

Lote Gallinas Castellanas negras 1976 -1977

También, por aquellas fechas y en Córdoba, obtuvimos un reducido número de huevos de la afamada Granja Santa Isabel, de los Hnos. Torres, pues aunque sus efectivos avícolas estaban constituidos por otras razas empleadas en sus trabajos de selección y producción de cruces comerciales, no obstante tenían un pequeño grupo de Castellanas.

En cambio, resultó infructuosa la indagación del caso que nos proporcionó amablemente el también profesor de veterinaria, A. Ruiz Prieto, sobre las gallinas de un avicultor en Porcuna, Jaén, pues resultaron ser, según dedujimos, procedentes de un cruzamiento de Castellana por Rhode, o incluso de algún otro más complejo.

En 1978 y por medio de M. Domínguez Márquez, encontramos un cortijo en Carmona, Sevilla, propiedad de la marquesa Doña. Dolores Díaz Trechuelo y Benjumea. Las gallinas eran muy buenas, aunque no tenían muchas, pero nos aseguraron que siempre habían criado Castellanas y ninguna otra raza más.

El día de nuestra visita conseguimos unos 40 huevos y prometieron darnos más. Esto último no se cumplió por

razones desconocidas, pero tampoco sacamos nada de interés de los huevos por su baja incubabilidad: 17 pollitos no muy bien nacidos y que no llegaron a cuajar como reproductores.

Posteriormente, en 1979, encontramos gallinas Castellanas en un cortijo de Antonio María Galván Pacheco, en Mérida. Las pocas que tenía, aparentemente puras, estaban revueltas con aves mestizas, pero según nos contó el interesado, hacia muy pocos años habían tenido un lote grande en pureza y las que ahora quedaban eran también puras. Conseguimos 2 machos y 12 hembras. Por precaución las reprodujimos puras antes de cruzarlas seguro con las que ya teníamos de Córdoba. y fue buena decisión, pues alguna segregó para patas de color claro. Pero fuera de esto se demostró que eran muy aceptables, y con tiento fuimos pasando su «sangre» al núcleo anterior.

En 1981 conseguimos unas pocas aves con la ayuda de Luis Mesana Truyol, de Palma de Mallorca, procedentes de los gallineros de Pedro García y otros vecinos suyos. No se ajustaban del todo al tipo de la Castellana y no pudieron aportar gran cosa a nuestra población, que ya estaba bastante avanzada en la mejora de su tipo morfológico.

Por último, diremos que en 1982 localizamos una finca en Argamasilla de Alba, Ciudad Real, por intermedio de Julio Plaza Coello, de Villarta de San Juan, donde tenían un buen lote de Castellanas: una treintena de gallinas y varios gallos. No hubo manera de obtener aves o huevos, pues el que nos atendió era el guarda y no lo quiso hacer sin permiso del dueño; y luego las gestiones con éste, o no se hicieron, o el no se tomó interés, o no quiso.

El último añadido a nuestra población ha sido reciente (1985) y ha consistido en la incubación de 45 huevos proporcionados por Francisco Morales, de Las Matas, Madrid, y procedentes de Castellanas traídas de Holanda.

De ellos obtuvimos 28 pollitos nacidos sanos. Aún no hemos cruzado estas aves con las del lote general, lo que no haremos hasta comprobar su verdadera calidad morfológica en relación con nuestro tipo.

No descartamos el que pueda haber por España algo más de Castellana con cierta pureza, pero no somos demasiado optimistas ya que nos resultó muy difícil localizar lo poco que encontramos.

Una importante gestión la hicimos a través de Extensión Agraria, a base de solicitar información de las diferentes agencias, pero resultó negativa.

Hay que advertir también que si bien la mentalidad del avicultor aficionado es abierta al intercambio, la del agricultor, dueño de cortijo o avicultor comercial, no lo es.

A estos últimos nos resultaba difícil hacerles entender que nuestro objetivo era únicamente el de la conservación de las razas.

Volviendo al lote formado por las aves antes indicadas, podemos decir que no era muy perfecto en su morfología, pero al menos era aceptable. La talla, aunque no excesivamente pequeña, era algo menor a la que estábamos acostumbrados a ver años atrás.

El tipo tampoco era muy perfecto, pero no se alejaba mucho del Patrón de la raza. El peor defecto fue que aquellas aves de Córdoba presentaban una especie de verrugas o pequeñas prominencias en los párpados y alrededor de los ojos, pero afortunadamente, con una drástica selección, desaparecieron en tres generaciones.

Ya señalamos antes, también, la no perfección del color de la pata de las que vinieron de Mérida, pero esto fue más fácil de corregir al conocer bien su herencia.

Las posibles imperfecciones de los demás aportes, más minoritarios, no repercutieron nada, pues ya señalamos que nunca cruzábamos las pocas aves nuevas con el lote general, sino que tanteamos su introducción en sub-poblaciones pequeñas.

Llegamos a tener unos efectivos de 150 a 200 gallinas con sus correspondientes machos, población que hemos tenido que reducir en la actualidad por la limitación presupuestaria.

En los últimos años ha descendido algo el tamaño del ave, aunque no sabemos si ello es en parte consecuencia de una deficiente alimentación por estas dificultades en el presupuesto. De todas formas estamos intentando recuperar la talla por selección.

Que nosotros sepamos y con aves casi todas obtenidas de nuestro programa, existen hoy en España, de 20 a 25 avicultores con raza Castellana Negra.

Por otra parte, y como puede comprobarse en las revistas internacionales y catálogos de exposiciones, hay en Europa bastantes avicultores aficionados que tienen Castellanas, sobre todo en Alemania, Holanda, Francia y Gran Bretaña.

En Estados Unidos siguen, en general, denominándose » Black Spanish «.

Y en el Catálogo de reservas avícolas de Somes, hay una sola cita en Gran Bretaña y dos en Estados Unidos, más las nuestras, claro está.

La tendencia es favorable a que se vaya extendiendo como raza de exposición en Europa y ya con el nombre de Castellana como dijimos más arriba. Es una ave que está gustando mucho y ya se han escrito sobre ella algunos articulas, en revistas extranjeras especializadas. En América, sin embargo, está siendo más lenta su difusión.

En España se podría extender bastante entre los avicultores que deseando tener gallinas autóctonas, persiguen también alguna producción huevera razonable.

No queremos entrar en el terreno de su posible cruzamiento con otras razas para poder atender a esos avicultores, porque nos extendiéramos demasiado y ese tema no entra dentro del objetivo de este artículo.

De cualquier forma, lo importante es que su conservación, hoy por hoy, parece asegurada y de ello debemos congratularnos todos.

Toda esta información, se encuentra en el libro Razas de gallinas españolas  y de las reseñas bibliográficas, en 1989 por Fernando Orozco,  publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Servicio de Extensión Agraria, en sus Ediciones con Mundi Prensa. En versión reducida solo la Castellana.

Raza Castellana negra mejorada

Castellana negra mejorada, cruce entre gallina Castellana negra y gallo Menorca 1930

Antiguamente con frecuencia se llevaba a cabo la unión de las razas Castellana y Minorca, para obtener ejemplares mejorados, para que dieran a la Castellana aquella belleza y aptitudes tan sobresalientes de la Menorca o Minorca, por haber sido objeto de selección inteligente durante muchos años (Ingleses).

Los productos resultantes de gallo Minorca puro con gallina Castellana, resultan más voluminosos y de cresta más grande, relevándose a simple vista el efecto mejorado de la sangre Minorca.

La talla resulta intermedia entre las Minorcas y las viejas Castellanas. Las crestas y las orejillas, sin llegar a la perfección de los Minorca se aproximan mucho a las de ellas, desapareciendo la rugosidad y otros defectos comunes en las Castellanas, y reduciendo el número de dientes o puntas.

Hasta en el porte y en la gallardía del animal, se notan los efectos de la mezcla de sangres distintas, que aunque partiendo de un tronco común, se modificaron por efecto del tratamiento que fueron objeto los viejos progenitores y aún sin que la unión representa cruzamiento, ya que se trata de la misma raza Española, la mezcla de sangres distanciadas en cuanto a la familia, no zoológicas, sino simplemente naturales, produjeron ese vigor que se aprecia en la descendencia y que la diferencia así de las Minorcas puras como de las Castellanas indígenas del país.

Siguiendo este método el profesor D. Salvador Castelló, creó y presentó en distintas exposiciones Nacionales y Europeas la gallina Castellana mejorada, como raza nueva, en lo que no estaban de acuerdo todos los demás ancestros de la Avicultura Española, pertenecientes a la Asociación General de Ganaderos, como D. Enrique P. Villamil, Don Ramon J. Crespo, Orozco ya más adelante, et..

Hay que tener en cuenta que el precursor, y recuperador de la antigua Gallina Castellana negra, fue D. Enrique P. Villamil, al que no se le ha dado la importancia que tuvo de cara a las actuales Castellana, que tenemos ahora en España y con claras diferencias de la Menorca.

Mujeres en Granja Escuela aprendiendo el cuidado de los animales, Gallinas castellanas. Sección Femenina 1941

Mujeres en Granja Escuela aprendiendo el cuidado de los animales, Gallinas castellanas. Sección Femenina 1941

La Hermandad estaba bajo la dirección de la Sección Femenina en la dictadura franquista.

Nuevamente la mujer pasaba a ser la sustentadora abnegada del Estado, al servicio del hombre y de los hijos.

Se trataba, en último fin, en ensalzar el tradicionalismo mantenido en el mundo rural “apegando a la mujer a la labor diaria, al hijo, a la cocina, al ajuar, a la huerta” .

Dentro del proyecto de la Hermandad, se desarrollaron las Granjas escuelas rurales, destinadas a incentivar y mejorar las economías campesinas, llevándose a cabo distintas enseñanzas prácticas: avicultura, horticultura, industrias lácteas, sericicultura, hogar, et

Toda una serie de enseñanzas que colocaban a la mujer en la mantenedora del orden tradicional, apoyo del hombre y madre abnegada y servicial.

Menos mal que eso pasó y como homenaje, tenemos que estar muy agradecid@s de nuestras abuelas y madres, que vivieron y sufrieron aquello.

Aquí tenemos en la foto de 1941, un plantel de Gallinas Castellanas negras.

Distribución de la raza Gallina Castellana negra

Bibliografia;

Avicultura, 1904. S. Castelló. Adm. y Red. de «La Avicultura Práctica», Barcelona.

Revista de Menorca. Agosto 1922. «Las Minorcas, cómo regeneradoras de nuestras Castellanas, Andaluzas o Menorquinas. S. Castelló.

Publicación del Ateneo Cientifico, Literario y Artístico de Mahón. (Tomado de Mundo Avicola, mayo 1922).

Mundo avícola Septiembre 1926  «Standard o Patrón de la raza Castellana Negra».

S. Castelló. Real Escuela de Avicultura, Arenys de Mar.

Avicultura, 1931. (Vol. 1). B. Dürigen. Edit. Gustavo Gili, Barcelona.

Gallina y Gallineros, 1933. (Vol. 1). Ramón J. Crespo. Edit. Espasa Calpe.

Mundo avícola, agosto 1935. «Los trabajos de selección de la gallina Castellana Negra».

Temas avícolas. nº 56. «La Raza Castellana Negra». Real Escuela de Avicultura, Arenys de Mar.

Avicultura Industrial, 1943. J. Rubio y M. Villanueva. Ediciones Menfis, S.L., Barcelona.

Libro Español de patrones avícolas, 1953. C.E.A.S. Ediciones GEA, Barcelona.

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